La Iniciación en el fútbol infantil
y la importancia de un orientador técnico capacitado
en ésta etapa
y la importancia de un orientador técnico capacitado
en ésta etapa
Fuente: Orientadores Onfiaufi
Cuàl es la fòrmula para lograr el èxito desde la iniciaciòn?
La clave està en una buena formaciòn del orientador ... formarse para formar.
Su actitud hacia el trabajo, sus hábitos y comportamiento, forman parte esencial del mensaje que transmite, con frecuencia de forma inconsciente. El orientador de calidad enseña a jugar al fútbol por sus buenos conocimientos pero, gracias a su conducta, transmite unos modelos muy interesantes al jugador que le sirven de guía en su conducta. De ahí la gran responsabilidad que tiene un orientador ya que su influencia en el niño es muy grande.
La gran ilusión del orientador es conseguir que sus dirigidos lleguen a ser grandes futbolistas y grandes personas. Para conseguirlo, se esfuerzan en el día a día y consigue sacarles el máximo rendimiento a cada uno de sus jugadores.
¿Cómo es un buen orientador?
Un buen orientador es un catalizador del aprendizaje. El jugador que confía en él deposita también su confianza en lo que hace y cómo lo hace. Debe existir en el niño una confianza total en lo que el orientador transmite y en la competencia del OT para transmitir. Entonces encontramos la eficacia. La confianza permite crear el clima que produce la fertilidad en el aprendizaje y esa confianza la crea el buen orientador con su grupo. Por eso es que la clave del éxito en un club de baby se basa en la calidad del OT que es capaz de crear ese clima de confianza entre los jugadores, los padres, la directiva y el resto de sus colegas.
Una de las bases es un correcto ambiente de disciplina, no ser tan partidarios de la educación rígida que recibieron nuestros padres y está claro que es bueno educarlos con una cierta libertad, pero deben saber que existen unas normas que se deben cumplir, que hay lìmites.
La puntualidad, el respeto a los demás, la uniformidad, el esfuerzo, la intensidad, el orden, etc., son normas habituales que los chicos deben afrontar desde el primer momento y eso facilita mucho las cosas y crea un ambiente propicio para el aprendizaje.
La confianza es el verdadero impulsor motivacional. El niño que confía en su orientador puede encontrar estimulante el esforzarse sin esperar una recompensa inmediata. Cuando esto pasa, se siente orgulloso de su comportamiento, aprende más, fortalece su personalidad y se prepara mejor para la vida real.
Mientras el niño aprende a jugar al fútbol, consigue conocerse mejor a sí mismo, descubre cómo diseñar nuevas estrategias de éxito ante las dificultades y sabe someterse a la disciplina del esfuerzo.
En definitiva, no hay métodos malos en manos de un buen orientador, capaz de crear en sus jugadores un ambiente de estímulo, seguridad y confianza.
Se nota cuando muchos jugadores tienen dificultades porque no se ha trabajado desde pequeños muy bien la técnica y la psicomotricidad. Por este motivo, es vital poner a los mejores orientadores, trabajando con los màs chiquitos. De esta forma, podemos detectar precozmente las dificultades de aprendizaje en cuanto apuntan y tratarlos preventivamente de manera personalizada.
Un buen trabajo a partir de los 5 años aprox. permite una progresión mayor en su aprendizaje porque a estas edades, los niños son tan moldeables que en poco tiempo puedes corregir y pulir al jugador para que sea capaz de llegar a su madurez con una formidable coordinación neuromotora que le permitirá practicar este u otro deporte en unas condiciones óptimas.
Sin embargo, hay muchos clubes que este trabajo tan importante se delega en orientadores muy jóvenes sin experiencia y que hacen lo que pueden, con muy buena voluntad pero sin conocimientos necesarios para conseguir unos objetivos tan estimulantes para el niño. Los jugadores llegan mal preparados a la siguiente etapa y el trabajo entonces es más dificultoso para ellos y para todos. Realmente es una pena lo que está ocurriendo y muchos padres acaban desesparados porque se dan cuenta de la situaciòn y nada se hace al respecto.
La intervención pedagógica es mucho más eficaz cuando se hace en edades tempranas. En el ambiente de trabajo se debe fomentar el esfuerzo ante los retos y la resistencia ante los fracasos pero todo de forma lùdica.
Si se quieren hacer las cosas bien en el fútbol infantil, es indispensable contar con orientadores de calidad que serán la clave para conseguir el éxito que no está en los resultados, aunque también llegan, sino en la calidad de enseñanza.
Cuando conseguimos esa calidad, el ambiente que se respira es tan bueno que somos capaces de conseguir objetivos que jamás podíamos haber soñado.
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